lunes, 1 de diciembre de 2008

Primera entrada: Lunes a mediodía

Considero los blogs lo más cercano a leer/escribir en las paredes del baño.
Seamos sinceros, la mayoría de las personas que usa el internet con periodicidad somos, y debo incluirme, una parvada de improductivos cuyas vidas son, en el mejor de los casos, absolutamente monótonas. Mis días, como los tuyos querido lector, son aburridos, repetitivos y faltos de gloria que merezca pasar a la eternidad; me dedico a vivir de la mejor manera que puedo y disfrutar un poco el mucho o poco tiempo que tengo en la tierra.
Mi día consiste en levantarme tarde para el trabajo, bañarme lo más rápido que pueda, mientras me lavo los dientes y me rasuro, escoger los pantalones más cómodos o limpios que tenga a la mano, alguna playera que no se vea horrenda con los pantalones, tomar un par de calcetines limpios, siempre evitando que sean blancos, y ponerme mis fieles botas que aguantan más madrazos de la vida que nada, fumarme uno o dos cigarros, escuchar algo de música, revisar mi correo y mi facebook, ver el reloj y ver que es todavía más tarde de lo que imaginaba y salir de mi casa después de agarrar un yogurt del refrigerador.
Después, camino 14 cuadras al trabajo, con una parada en una tiendita para comprar unas galletas que vayan con mi yogurt, y escucho canciones que traigo en mi celular, el cual uso como ipod a falta de una. Si tengo mucha flojera o salí más tarde de lo normal, tomo un micro o de plano un taxi, eso sólo los días que tengo una junta a la cual llegar.
Una vez en la oficina prendo la computadora, me sirvo un café o un té, abro un segundo paquete de galletas, leo La Jornada, El Universal y el New York Times, no todo obviamente, en La Jornada leo las noticias del día, en El Universal los deportes y noticias del día y en el NYT sólo leo la sección de política porque me confieso fan de Barack Obama. Voy por una segunda taza de café, reviso mi correo del trabajo, le echo un ojo a artículos para la revista, corrijo lo que deba ser corregido, leo libros a publicar que llevan meses de atraso (no por culpa mía, los autores son unos huevones en el 90% de los casos y cuando les dices que algo es para el martes de la próxima semana te lo entregan el jueves dos semanas después). Bajo a fumarme un cigarro con algún compañero de trabajo y me quejo de lo que pueda quejarme ese día: ya sea el sol, el calor, el frío, a qué huele la oficina, el tráfico (aunque no uso coche y el tráfico ni me viene ni me va), cómo viene vestido alguien, qué se dijo en la junta que me desagrada, o escucho a la persona contarme su día anterior y quejarse.
Amamos quejarnos, es una parte integral de nuestro día.
De regreso en mi lugar, reviso facebook una vez más, abro Messenger, platico con distintos amigos, le cuento mis aventuras e histerias a Elisa, corrijo más cosas de libros o de la revista, reviso los PDFs de la revista si los hay, reviso cosas relacionadas a Warcraft, platico con Óscar y Pascual sobre Warcraft, me surge curiosidad por algo y lo busco en Wikipedia o internet para satisfacer mi curiosidad, hablo con Elsa y Mariana sobre la revista o la revista electrónica, reviso un posible texto para alguna de las dos.
Me voy a mi casa. Otras 14 cuadras caminando. Paso por varias preparatorias en el camino y recuerdo la época en que yo era uno de esos idiotas y me sentía tan grande, maduro y chinguetas. También me sirve para acordarme de lo que pensaba en esos tiempos de los güeyes con barba y playeras no metaleras que veía en la calle: pinches rucos fresas. Y ahora soy uno de esos.
Si me da hambre en el camino hago una parada en algún lugar que me llame la atención y como algo. Si no, llego a la casa, despierto al gordo, generalmente a golpes o gritos, y nos vamos a comer. O de plano como solo. Depende mi humor del momento.
Me siento en la computadora y me dedico a cualquiera de las siguientes actividades: jugar Warcraft, jugar aplicaciones de facebook, platicar en msn, ver series de televisión que bajé durante la semana pasada, ver películas, escuchar música. Si llego a un punto en que cualquiera de esas actividades me aburre o me harta, me pongo a leer un libro, últimamente releer porque al parecer he perdido la costumbre de ir a comprar libros nuevos, o veo una película en el dvd.
Y así llega la noche. Y sigo ahí, perdiendo el tiempo de la manera que más me llame la atención, y después juego Warcraft, me tomo un café, en algún momento del día acabo yendo a Starbucks a comprar un café, pelearme con la dependiente, a quien he bautizado como “la Hobbit” y ella me ha bautizado como “el quejoso”, si no está ella, generalmente me atiende otro a quien Óscar y yo bautizamos como “Gimli” porque se parece al de la película. Después cuando ya estoy excesivamente aburrido o cansado, me acuesto, leo y me duermo.
Y así son mis días. De vez en cuando algo rompe la monotonía, como ir a comer con alguien distinto, visitar a alguna persona o darme cuenta que he perdido mi forma delgada y estética, así que me voy al parque a correr.
¿Merece el recuento de esto un blog? Al parecer sí, ya que escribí uno. Y tú, querido lector, seguramente lo acabas de leer, pensaste “que güey tan de hueva” y regresaste a la absurda monotonía de tus días, los cuales, obviamente, no consideras monótonos ni repetitivos, pero lo son. TODOS somos monótonos, es difícil romper la rutina, además, ¿quién tiene tiempo y ganas para hacerlo? Imagina todos los días tener que hacer algo diferente y nuevo; llegaría el día en que lo único que no has hecho sería suicidarte y como buscas las emociones fuertes y novedosas, acabarías con una pistola en la sien y seguro pensando “que interesante giro ha tomado mi día, esto es absolutamente nuevo”, sin darte cuenta que día a día cientos, tal vez miles, quiero ser optimista y pensar que no son cientos de miles, de personas se suicidan porque la vida los abruma, los aburre o qué sé yo, tal vez porque un duendecillo esquizofrénico se los dijo.
Ahora, con este blog, he roto la monotonía de mi día, mejor me detengo y regreso a mis actividades repetitivas antes de que la pistola empiece a parecer atractiva.

1 comentario:

Filiola dijo...

Bienvenido al mundo posmo de los blogs, Manuelito. Extrañamente, la monotonía de tus días es algo que podría alegrar la mía, así es que soy tu lectora de aquí p'al real... además de que sabes que somos dos entes misántropos que se comprenden y que pueden retroalimentarse en su desprecio por el mundo (y mutuo aprecio). Un beso.