lunes, 29 de diciembre de 2008

Lunes casi medianoche. O, La dama y el vagabundo.com.mx

Para quien haya leído entradas anteriores el título de esta entrada no será del todo extraño. Si no han leído anteriores, pues no sean huevones/as y lean la tercera entrada. Pero bueno...

Hace no mucho tiempo, ella tal vez recuerde la fecha, apareció de pronto en mi vida una muchachita llamada Elena, también conocida como solecito, nena y preciosa. El apodo es intercambiable, aunque evito solecito porque no lo dije primero y pues como que pierde si no es original de mi ronco pecho. Bueno, el hecho es que esta señorita de alcurnia y cuna de oro y yo nos empezamos a llevar mucho desde el principio, ambos tenemos un humor muy ñoño y teto entonces fue un buen click. Y así empezamos a ñoñear día a día en MSN por varias horas mientras trabajabamos. Después ñoñeabamos por teléfono cuando ella se dignaba a hablarme (aunque le entran unos humorcitos en los que si yo no le hablo, ella no me habla, pero debo dejar claro que yo ni su teléfono tenía, era un poco difícil hablarle...)

En fin, como se hace mucho del rogar para dejarse ver era casi imposible concretar un día para tomar un café y eventualmente coincidimos en un evento bastante extraño, el cumpleaños de una amiga en común. Pero como pasa en esos eventos, si platicamos durante 10 minutos en un total de casi 4 horas fue mucho. De hecho, fue muy decepcionante esa noche, no sólo me sentía totalmente fuera de lugar, si no que parecía que ella estaba haciendo lo humanamente posible por ignorar mi presencia ahí. Para quienes me conozcan, pues saben que soy una persona bastante pasional y reactiva entonces salí de ahí medio hecho una furia, aunque sí me había divertido. Ya luego se me bajó la furia y estuve muy ocupado la siguiente semana, casi no estuve en la computadora y no vi a la señorita. Pero ella estaba al parecer igual de furiosa que yo o algo por el estilo entonces ni se preguntó dónde podría andar yo.

Después de varios días de silencio me animé a hablarle porque ya no entendía ni que había pasado y esa noche fue igual de mala para los dos al parecer, de maneras distintas pero con puntos de coincidencia. Cosas que la habían hecho enojar esa noche también me habían hecho enojar a mi pero desde otra perspectiva. En fin, remendamos un poco las cosas y volvió a extenderme una invitación para ir a una cena navideña en su casa. Obvio, después del mal rato recien pasado no quería ir, pero mi queridisima Elisa me convenció de lo contrario y voilà, acabamos en casa de la señorita Nena.

No sé por qué fue, pero desde que entré y me presenté sentí observado por todos los que estaban ahí, que habían llegado antes que yo, tal vez porque todos eran amigos de años y se conocían y yo era el único que quién sabe de dónde había salido. La cosa es que empecé a sentirme bastante nervioso, como si tuviera que ser muy charming porque todos me veían, pero ya poco a poco empecé a sentirme normal y no dejé que mi lado hostil aflorara con el gusto que generalmente tiene. Entendía que ella era la anfitriona de la cena y por lo mismo iba a estar de hostess y muy ocupada toda la noche, entonces no esperaba gran atención de su parte, cosa que debo aceptar no me hacía muy feliz, pero c'est la vie, pero fui agradablemente sorprendido de que de hiciera el esfuerzo de estar conmigo y platicar conmigo y Elisa cada que podía. Hasta me hizo llevar tazas a la cocina...aunque no creo que eso haya sido por darme atención sino pa' que me ganara el derecho de haber comido dentro de la casa (el malevolo plan suyo y de su madre era mandarme a comer con el perro afuera, pero al final me dejaron comer con el perro de adentro, a quien por cierto le di carne cuando nadie veía y después me lamía los dedos cada que bajaba la mano).

Al final "cantamos" una canción de Pimpinela sentados en el piso, y digo cantamos porque yo en realidad sólo decía las últimas letras de cada línea, y fui derrotado amargamente en xbox gracias a eso, pero me gané el DVD de Forrest Gump, ah sí, había que llevar DVDs para un intercambio con el karaoke y yo llevé El jinete sin cabeza y Adiós a Lenin, nada navideño de mi parte creo. En resumidas cuentas, la segunda vez que nos vimos redimió bastante a la primera y fue divertido. Aunque hubo un momento raro en que el la señorita me acusó vehementemente de robar sus cigarros. Cosa que un caballero como yo jamás haría.

Y finalmente hubo una tercera vez en la cual nos vimos, fue la más corta y tal vez en la que menos hablamos, pero creo que la más significativa. Era el cumpleaños de Elisa, pero también el cumpleaños del señor papá de ella, Señor Don Papá de Elena de ahora en adelante, y asumí que ella no podría ir a lo de Elisa; hasta me habló para decirme que no podía llegar y yo me la creí hasta que en eso apareció atrás de mi y me saludó. Como nos debíamos el abrazo de navidad la abracé de a deveras, pero como ella había advertido una vez, es muy mala para abrazar y como que no sabía donde poner las manos. En fin, estuvo 10 minutos a lo mucho en la celebración de Elisa, pero lo que hace que sea la vez más significativa es que en realidad no tenía que ir, era comprensible que no fuera, sin embargo se desvió de su camino y fue a verme (porque ya confesó que esa noche había ido principalmente a verme, lo cual, de haber estado frente a frente, me hubiera puesto todo rojo y dejado sin palabras, por suerte no estabamos frente a frente). Cuando alguien a quien uno quiere y estima hace eso por uno pues se siente bonito por decirle de alguna manera, es como cuando tienes un vacío en el estomago pero no es incómodo, más bien da gusto tenerlo.

Y bueno, ahora me toca a mi hacer un nice gesture y estoy trabajando en eso, después de hacerlo la haré confesarme que se sintió y de lograr darle un vacío en el estomago, lo escribiré aquí de la misma manera larga y entrevesada que escribí la corta historia de nuestra telenovela/película.

2 comentarios:

Filiola dijo...

O sea, ¿cómo? ¿Elena en realidad no fue a verme a mí y a sacarse fotos conmigo? ¡buuu!

Huesos dijo...

No se dejo ni taggear en la foto que subió Avril