viernes, 22 de octubre de 2010

Titulo pendiente


Después de casi un año de querer ver “Let the right one in” (Låt den rätte komma in en sueco) por fin la renté y me di el tiempo de verla. Soy muy desidioso con las películas, tengo que estar de cierto humor para verlas, por más ganas que tenga. Esa es una de las razones por las cuales no voy seguido al cine, tengo que realmente estar de cierto humor para chutarme una película y, la mayoría de las veces, en el cine no me la pasó tan bien por los idiotas aleatorios que abundan en las salas (los que no dejan de hablar de cualquier cosa menos de la película, los que son incapaces de seguir la trama, los que hacen bromas estúpidas o los que están muy interesados en su celular), pero de vez en cuando una película me llama tanto que tengo que ir a verla al cine (o, en el caso del último año, Priscila quiere verla en el cine y vamos a verla). Ese era el caso de esta película, desde que leí reseñas sobre ella quise verla, después vi las reacciones de la gente y supe que tenía que verla; el gran problema es que a México es más común que traigan basura regurgitada y de consumo fácil que películas de calidad, a menos que se de el caso de que una película sea buena y además pueda ingresar mucho dinero en taquilla (como el caso de Toy Story 3, Alicia en el país de las maravillas y otras, que, aunque no son joyas de la cinematografía, no son basura como Día de San Valentín o la infinidad de comedias románticas con que nos bombardean).
Debo aceptar que no soy un cinéfilo, no veo películas de arte, indies o documentales, mi gusto es bastante ecléctico y puedo disfrutar películas como Exterminio 1 y 2 (28 days later y 28 weeks later por sus títulos originales) o las clásicas de matanza y zombies, así como puedo sentarme y disfrutar películas como El séptimo sello de Ingmar Bergman (aunque esa película en particular me costó mucho trabajo), por lo que no fingiré que soy la norma en cuanto a películas, nunca voy a la Cineteca Nacional, no voy a las muestras de cine y es muy raro que vea películas que vienen de Chechenia, Turquía o algún otro país que tiene una industria cinematográfica más pequeña que México. Pero creo que dentro de mis preferencias no artísticas y un poco estándares tengo un buen gusto; las películas que más disfruto, por lo general, tienen bastante sufrimiento y, en muchas de ellas, al final triunfa el espíritu humano, pero no de la manera cliché y barata casi con un deus ex machina que no tiene sentido o que se siente falso. Eso sí, odio las películas que te obligan a llorar o que buscan que llegues a una catarsis que siento forzada (estoy pensando en Dancer in the dark de Lars Von Trier donde es imposible no sufrir con el personaje principal).
De regreso al tema de esta entrada, “Déjame entrar” es una película basada en un libro sueco que no he leído, pero que planeo leer apenas tenga dinero para pedirlo de amazon, y cuenta la historia de un niño, Oskar, quien no tiene amigos, vive solo con su madre y es victima de abusos en la escuela. Una de las primeras escenas que vemos es a Oskar en ropa interior con un cuchillo en la mano diciendo “grita, chilla como puerco” a un enemigo imaginario. Su pelea se ve interrumpida por la llegada de un taxi del cual bajan nuevos vecinos: un señor de arriba de 50 años y un infante medio andrógino. Otra noche Oskar se encuentra en el patio común de su condominio practicando acuchillar a un árbol mientras le dice que grite como puerco cuando aparece el ser andrógino de antes y resulta ser una niña de 12 años que se llama Eli.
Para no arruinar la trama de la película, ésta es una historia de amor en su sentido más básico. Oskar se enamora de Eli y ella parece corresponder su cariño, pero por ser niños, y para colmo suecos, nunca hay un acercamiento muy explicito o una gran demostración de romance. El género de la película es el terror y sí tiene algunas escenas muy perturbadoras y otras muy tensas en las que estás esperando que pase algo malo. Lo que más me gustó de la película fue esa facilidad que tuvo conmigo de conectarme con los personajes, de sentir algo por ellos y de sentir ese amor de trasfondo, un amor inocente en un contexto lleno de violencia y muerte. Pero los personajes se mantienen inocentes e infantiles, Oskar nunca deja de ser un niño con imaginación y ciertas esperanzas, y después contagia a Eli con esto en la que considero la escena clave de la película donde ella le demuestra un amor incondicional ante un berrinche infantil de Oskar. No soy una persona romántica pero no he llegado al pragmatismo total como para negar los sentimientos y puedo detectarlos todavía (mínimo hasta que me convierta en el científico de Las partículas elementales, lo cual me aterra, pero a veces pienso que en efecto terminaré siendo él en cierta medida). Esa inocencia de los personajes me hizo recordar a cuando era un niño, cuando todo parecía tan fácil y el ideal del amor te resolvía más problemas existenciales de los que en realidad tenías, recuerdo la expectativa de tener novia, de saber si te estabas clavando, sentir esos primeros enamoramientos donde pareces perrito moviendo la cola cuando llega el dueño con comida; y hay gente que tiene una capacidad enorme de maravillarse ante la nimiedad y ante cada nueva relación y se juran a sí mismos que esta sí es la buena (debo aceptar que no tengo en muy alta estima a la gente que es así con cada relación, me parecen infantiles, pero recuerdo cómo se sentía y tiene algo de idílico, como cuando recuerdas tu casa de la infancia como si hubiera sido enorme, del tamaño de un Taj Mahal y en realidad era un departamentito en el que no cabía la familia, pero en tu mente siempre será ese lugar inmenso que vio tus primeras peleas contra tus terrores, en mi caso, esas casas pequeñas en las que viví fueron los primeros lugares donde escapé del mundo real y me sumergí en un mundo imaginario que no tenía fronteras. Recuerdo el patio de mi casa de Victoria como un espacio gigantesco que recorría constantemente con mis juguetes, generalmente soldaditos de plástico, y que era escenario de incontables batallas; vi ese patio hace un año y no es tan vasto como recordaba, ni tan bonito y verde, aunque eso es por años de abandono, pero no pude evitar sentir la nostalgia de que ahí pasé unos de los años más felices de mi vida).
A final de cuentas, y retomando el tema inicial, esta película es una de esas joyitas que valen mucho la pena y que espero mucha más gente vea. Es violenta, es terrorífica, es tensa, es sangrienta, pero también está llena de ese amor cándido e inocente. Tiene dos o tres escenas que podrían tener un valor erótico muy alto, excepto que los protagonistas son niños, entonces sientes que no lo hacen con un subtexto sexual, es parte de esa inocencia de la juventud. Aunque sin duda, de acuerdo a las reseñas, existe una carga mucho más sexual en el libro, aunque no tanto alrededor de los personajes. Simplemente me basta decir que hay un momento en la película donde Oskar le dice a Eli “beso” en clave morse después de uno de los eventos más violentos de su joven vida. Si eso no es romanticismo y amor entonces no sé qué lo pueda ser.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Blog bicentenario

Aunque realmente no tengo el menor interés en hablar del Bicentenario y los festejos que cada gobierno planea para darnos pan y circo, porque obviamente los miles de millones que gastaremos en la fiesta del miércoles no podrían ser utilizados para quitar baches de las calles, mejorar las carreteras, darle una manita de gato a las sub-estaciones eléctricas de la ciudad o hacer cosas banales como utilizarlos para que no colapse el sistema de pensiones en México y evitar que miles de viejitos se queden sin un método de subsistencia y que cuyo único panorama sea meter cosas en bolsas en la Comer o en el City Market (siempre está el suicidio como opción, pero no la propondré, porque eso sería muy morboso). No, hay que utilizar el dinero en algo que valga la pena y mejoré México: tronar hartos cuetes, gritar hartas pendejadas y hacer campaña para 2012. ¡A huevo, así sí da gusto gritar Viva México chinga!

Antes de distraerme mentando madres de este pinche país jodido gobernado con mentalidad mediocre (perdón, se me salió de nuevo) sólo estaba haciendo esta entrada para mantener este blog activo. He tenido mucho que decir con el paso de los meses, pero no he tenido la motivación para escribirlo ni las ganas de que personas lo lean o sepan.

Aquí está un resumen de las cosas:

-Llevo casi un año en una relación, nunca creí que otro ser humano me aguantara tanto o yo aguantar tanto a otro ser humano. Es difícil, sobre todo porque mi manera de ver la relación no tiene nada que ver con la manera en que ella la ve. Pero bueno, supongo que de cierta manera eso es normal o de esperarse.

-Tengo un perro que se llama Lorenzo. Es un beagle que mi novia encontró en la calle y la siguió hasta su casa. Tenía los dientes podridos, aunque tengo mi teoría de que era mitad beagle mitad dragón de comodo por la manera en la que le apestaba el hocico. Pero ahora, después de visitas al veterinario, mucha comida y ejercicio, es un perro bastante presentable. Al parecer ya está viejito, bueno, "madurito", pero teniendo mucha chispa y es bastante chistoso convivir con él. Tiene una fijación de dormir en mi cama pegado contra mis pies, sólo cuando me estorba mucho lo bajó de la cama y le pongo unos cojines en el piso. Pero en general es muy entretenido tener mascota de nuevo.

-La revista se está acercando a un momento en el cual da patadas de ahogado ante la ineptitud of the powers that be y si no fuera por unos cuantos ya se habría hundido en el fondo de la mediocridad (a pesar de que es mi trabajo, la revista es bastante promedio), pero ahí seguimos, no queda de otra. No estoy seguro de si la revista seguirá existiendo en esta coordinación o si yo seguiré siendo parte de ella cuando nos llegue el 2011.

-Cambio de roomates. Bien hasta el momento. Como siempre la convivencia es más sencilla cuando apenas vas conociendo a las personas y no les ha tocado fumarse tus traumas ni tú los de ellos.

-Ahora me dejo el bigote. No ha tenido un cambio radical en mi personalidad ni nada, sólo es chistoso mencionarlo.

-Immortal hizo un hermoso disco que se llama All Shall Fall y he estado medio obsesivo con él, aunque Skyforger de Amorphis está bastante cerca en las veces que lo pongo en la ipod.

-Sigo despreciando a la gente que insiste en ponerse los reflectores encima. Lo menciono porque últimamente me ha tocado estar cerca de algunos/as a quienes ni les están hablando pero insisten en ser vistos. Aviso: si nos importara una chingada lo que están diciendo, lo escucharíamos, los estamos ignorando adredede, neta, no estamos sordos.

Creo que por el momento es todo. Las cosas siguen muy parecidas en mi vida, como le digo comúnmente a la gente "mi vida no es tan interesante como para que te pueda estar contando cosas seguido" y mucho menos es lo suficientemente interesante como para que esté escribiendo sobre ella.

Ah sí, ya conseguí el último libro de la última trilogía de Ian Irvine y es todo lo que esperaba y más, leo casi 100 paginas por día.

De paso, viva México, jodido como está, pero hay que reconocer que la gente le chinga bastante porque algún día salgamos de la mierda en la que 90 años de mal gobierno nos tienen.