lunes, 21 de septiembre de 2009

Lunes a mediodía (de nuevo). O, Dance to the thunder beats, feel it all around.

Here rings a warning, a day of wrath for all the days of war. A storm of fury to calm the hunger left gritaba Vorph con su característica voz gutural mientras la batería sonaba con furia y las luces amarillas inundaban el escenario y a la audiencia. Eso fue el sábado 19 durante el concierto de Samael, justo diez años después de su última visita, la primera vez que los vi y me convertí en su fan permanente. La canción es Rain del disco Passage, canción que siempre hace que se me acelere el pulso y me hacía recordar cuando tenía 17 años y la escuché por primera vez en el concierto. La volví a escuchar y el recuerdo fue sustituido por la nueva visión de la canción en amarillo. Porque Samael hace eso como nadie, usa un sólo color de luces con sus canciones, entonces de cierta manera, su música es de colores. Ésta es amarilla y mi otra favorita, Jupiterian Vibe, sigue siendo tan azul como la primera vez que la escuche en vivo.
Habían pasado dos o tres años desde que fui a un concierto de metal; ya me había acostumbrado a no ir, a enterarme que venían grupos y no ir a verlos. Y había olvidado lo vivo que me hacen sentir. Lo mucho que grito y canto durante ellos. Los recuerdos que me inundan al escuchar las mismas canciones que en un disco me emocionan y en vivo me subliman. Samael siempre ha tenido ese efecto en mí, es una fuerza que me invade y me hace querer gritar, brincar, headbanging, de todo.
Y me hace recordar lo importante que llega a ser la música en mi vida; lo noto porque tengo una canción para todo momento, es más fácil que encuentre las canciones que puedo acomodar a mi vida y a los momentos de la misma que encontrar los libros para acompañar los años, aunque creo que no sería imposible encontrar novelas y cuentos que acompañarían los momentos más importantes de mi vida.
Es tan importante la música en este momento de mi existencia como siempre lo ha sido (leer entrada titulada "El soundtrack de mi vida" para referencia); gracias a mi música, que siempre ha representado una catarsis para mi por la estridencia, la furia y la violencia de la misma, no me vuelvo loco e insulto a las personas de mi oficina. Llego en la mañana, saludo a quienes se me antoja saludar y me pongo los audífonos de mi ipod, paso las siguientes horas ignorando todo sonido que no sea el que sale de esa maquinita que me ha salvado de la locura más abyecta o de enemistarme con la humanidad.
No soy ningún melomano, la verdad no sé mucho de música, soy sordo a los cambios tonales más simples, como los acentos y las notas musicales, pero todos mis grupos siguen teniendo un efecto casi purificador en mis cambios de animo y mis constantes peleas con el genero humano, peleas que obviamente estoy destinado a perder, pero que, por mi necedad, no dejaré de tener.
Cuando necesito una dosis de realidad en mis interacciones con otros humanos escucho Hours passed in exile ("What if: a)some things are destined to failure b)some things are never meant to be c)someone never sees d)someone never opens e)somehow we are different") de Dark Tranquillity, cuyo título da una idea de porque la escojo como una píldora de realismo; cuando entré al momento en que me decepcioné de los sentimientos y quería sentirme redimido No love lost ("Lie without emotion, your heartstrings break, snapped and severed to the tune of a tragic sad cliche") de Carcass me dio esa deliciosa satisfacción de venganza; cuando estoy abrumado en el trabajo y quisiera agarrar de la cara a la gente de mi oficina y gritarles hasta que me cansara Hate incarnate ("I turn against the holy land with hate in heart blood on my hands") de The Project Hate me hace liberar toda esa furia en mi mente y pacificarme; finalmente, Of nails and sinners ("Expelled I was from your tedious grace to the pits of hell, so can you cease to deplore my opposite, nay only way") de Arcturus pone en mi mente las imágenes de ángeles cayendo de gracia mientras niegan las convenciones de Dios.
Esta entrada no es lo mejor de mi repertorio, de hecho creo que está bastante caótica y sin pies, cabeza o cuerpo, estoy al tanto de eso, pero he estado muy oxidado por no escribir nada en meses, había perdido la motivación por cometer el error de buscar una motivación externa, al perder el objeto, la motivación se perdió; ahora entiendo que la motivación tiene que venir de dentro, para que, sin importar que pase con el objeto u objetos, la motivación quede intacta.
Empecé el blog con Samael y creo que es justo y necesario que lo acabe con ellos:

Present is the time including all times, each second is eternity as eternity is now, and now is forever...